Informe de la CEM al #Vaticano: En los mexicanos prevalecen el miedo, la angustia, la desesperación…
Con base en una consulta a su feligresía en 75 de las 79 diócesis, la Conferencia del Episcopado Mexicano elaboró un informe que muestra un panorama desolador del país: pobreza, violencia, “polarización política»…
Informe de la CEM al Vaticano: En los mexicanos prevalecen el miedo, la angustia, la desesperación…Foto: Gerardo Luna.
REVISTA PROCESO
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Por Rodrigo Vera
Sábado, 14 de enero de 2023
Con base en una consulta a su feligresía en 75 de las 79 diócesis, la CEM elaboró un informe que muestra un panorama desolador del país: pobreza, violencia, “polarización política”… Y resalta los sentimientos que prevalecen en gran parte de los mexicanos: tristeza, miedo, angustia, desesperación. El informe –enviado al Vaticano– también asume yerros de la jerarquía católica y propone superar la “pastoral de conservación” para avanzar hacia una auténtica “Iglesia en salida misionera”.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En un informe enviado recientemente al Vaticano, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) rinde cuentas sobre la desoladora situación del país y la labor social que realiza para mejorarla, pero también hace una fuerte autocrítica en la que detalla las carencias y las “asignaturas pendientes” que todavía no ha podido concretar la Iglesia católica en México.
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La pobreza, la violencia, la “polarización política”, la exclusión de los indígenas, el “éxodo silencioso” de los laicos de la Iglesia, el fuerte clericalismo que aún impera, la urgencia de revitalizar las celebraciones litúrgicas, la falta de colaboración entre las parroquias y la escasa promoción de la doctrina social de la Iglesia, son algunos de los problemas abordados en el informe.
Producto de una amplia consulta a la población católica y al clero, el reporte pinta de entrada el siguiente panorama desolador del país:
“Los espacios de escucha promovidos por la Iglesia a partir de la pandemia nos han ayudado a constatar la presencia generalizada de sentimientos de tristeza, soledad, desesperación, angustia, cansancio, depresión, incertidumbre, miedo, dolor, confusión y vulnerabilidad. Todo esto ha afectado de manera importante a las familias, a los niños, jóvenes y ancianos, sobre todo en zonas pobres que, por ser tales, se convierten casi naturalmente en expulsoras de jóvenes, de migrantes y de desempleados, donde crece la desolación.”
En el terreno político, el informe resalta la “polarización” provocada por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Dice sobre el punto: “El diálogo social a nivel nacional se ha complicado debido al clima de polarización política que ha provocado la comunicación gubernamental en los últimos años. Esta realidad no se ha percibido por todas las comunidades que, en muchos casos, también se han dividido y confrontado por opciones de política partidista”.
Pero a la Iglesia le ha “faltado fuerza” para afrontar estos problemas. Dice al respecto la CEM: “Ante las múltiples realidades de pobreza, sufrimiento y fracaso en que viven nuestros pueblos, reconocemos que hemos caminado también con temor y desaliento… es decir, que nos ha faltado fuerza en la acción, misma que nos da nuestro encuentro con Cristo Resucitado para acompañar a nuestro pueblo con esperanza y alegría, con mucha más confianza y también con osadía”.
El informe es resultado de una amplia consulta realizada en las parroquias mexicanas durante 2021 y parte de 2022. Se consultó a los fieles, sacerdotes, religiosos y religiosas para saber cómo perciben a su Iglesia y qué proponen para mejorarla. La consulta se realizó en 75 de las 79 diócesis del país.
Elaborado por la Secretaría General de la CEM, a cargo de monseñor Ramón Castro, el informe fue enviado después a Roma para dar a conocer allá la situación de la Iglesia mexicana, en el marco del actual Sínodo Mundial de Obispos, al que convocó el Papa Francisco.
Ramón Castro. Crudo diagnóstico. Foto: J. Raúl Pérez
Datos preocupantes
Sobre la relación de la Iglesia con la población mexicana, el informe reconoce que “algunas comunidades identificaron que la Iglesia no camina ‘codo a codo’, armonizando sus pasos con el resto del pueblo, con la sociedad en su conjunto, que más bien parece haber dos historias que por momentos no se tocan: la eclesial y la civil. La mutua distancia nos empobrece a todos”.
Y agrega: “Se percibe que algunos obispos estamos lejos de la feligresía, que los sacerdotes encuentran dificultades para confiar en sus laicos, que los rumores se hacen presentes y minan la fraternidad en la comunidad”.
Indica que “en un país con más de 7 millones de indígenas, nosotros, como pastores de la Iglesia, tenemos todavía algunas dificultades para escuchar su voz, para comprender de verdad su propia religiosidad hecha vida, sin atropellar su sensibilidad y sus ricas manifestaciones culturales, tan llenas de signos y semillas del verbo que debemos saber discernir y trabajar. Los esfuerzos al respecto son notables, pero parecen aún insuficientes”.
Reconoce también un distanciamiento de la Iglesia con el mundo de la cultura, dice sobre el punto el informe: “Ante la escasa participación en la consulta de científicos, artistas e intelectuales de México, incluso la ausencia de aquellos que se manifiestan abiertamente como católicos, nos hemos percatado que existe una distancia entre la vida pastoral con quienes generan opinión y cultura”.
Señala que todavía “se valora mucho la parroquia como principal espacio de vida cristiana, como lugar de encuentro y comunión que ayuda a superar el individualismo”. Pero pese a esto –prosigue–, “algunos bautizados no frecuentan ya la parroquia. Se percibe que la participación de fieles ha disminuido, que de su parte sólo existe interés para hacer súplicas a Dios ante las emergencias y las necesidades”.
Abundan los obispos en su informe: “Hemos escuchado poco o nada a los alejados, a niños, adolescentes, jóvenes, a personas en condición de calle, a homosexuales, mujeres violentadas, empresarios y políticos, comunicadores y profesionistas en general. Poco a poco, en un éxodo silencioso, éstos se alejan de la práctica sacramental, aunque se sigan autodesignando católicos en los censos poblacionales”.
De esta manera, señala el informe, la Iglesia ha mantenido una actitud conservadora en lugar de abrirse más a la sociedad con una postura realmente misionera. “Desde hace tiempo, vemos con mucha claridad la exigencia de superar la ‘pastoral de conservación’, para avanzar hacia una auténtica ‘Iglesia en salida misionera’, asumiendo los riesgos que esto conlleva”, dice.
Y “la escasa promoción de la Doctrina Social de la Iglesia” –asegura– ha convertido a los laicos “en creyentes no comprometidos con su realidad, cómplices de las estructuras de pecado, tibios en su participación y proclives a canalizar su compromiso ad intra de la Iglesia, como ‘ayudantes’ de la jerarquía. No más. En esto hemos sido condescendientes”.
Ni siquiera existe “solidaridad y colaboración entre parroquias vecinas territorialmente hablando, de tal forma que consoliden los esfuerzos evangelizadores y multipliquen los frutos”. Además, existe un “activismo que no da frutos”, el cual ha provocado un “extravío pastoral que nos impide ver, con claridad, hacia dónde vamos, y en muchos sacerdotes queda la sensación de que se hacen muchas cosas que no llevan a ninguna parte”.
FUENTE: PROCESO