MéridaYucatan

Perdón, ángel adorado…

¡Se acaba el mundo, el mundo se acaba, la virgen se llama Juana y yo me
baño en palangana! Ante los gritos de La Columna Viernes Cultural, El
Transcriptor sentencia: Enloqueció. Y sigue bebiendo su espresso doble. Se
duele: Lamento mucho el estado del alma de mi querida de los viernes, no
tiene la culpa, pobrecita. Es ella y sus circunstancias, apunta con cierto
deje filosófico español.

Todo iba bien, explica, creo que muy bien, hasta que se torció, como le
sucedió a Josephine Leónides, en la novela de la escritora británica Agatha
Mary Clarissa Miller, reconocida como Agatha Cristhie, “La casita Torcida”,
escrita hace siete décadas.

Aclaro, ella no enloqueció con la lectura de la espantosa novela policiaca
de la “reina del crimen”, a lo mejor constituyó el principio de sus
perturbaciones mentales, algún psiquiatra podría determinarlo.

Ella me aseguró en algún momento, al calor de las pasadas fiestas de año
nuevo, que formó parte de los 30 millones de electores que votaron por
“Amlover”, sin arrepentirse hasta esta fecha. Pero no entendió la solicitud
hecha “al rey Felipe VI y al Papa Francisco para que se disculpen por los
abusos cometidos por los españoles durante la conquista del actual México”.

El gobierno español rechazó “con toda firmeza” el pedido presidencial, al
igual que las principales organizaciones políticas españolas, como el
Partido Popular, el Partido Socialista Obrero Español, y Ciudadanos y Vox.

El Vaticano dijo que “por el momento no tiene nada que aportar pero subrayó
que como es sabido, el Santo Padre se ha ya expresado con claridad sobre
esta cuestión”.

No obstante, La Columna Viernes Cultural soñó anoche con un serenata, junto
al balcón presidencial de Palacio Nacional: Felipe el sexto cantaba a
Amlover: “Perdón, vida de mi vida, / perdón, si es que te he faltado, /
perdón, cariñito amado, / ángel adorado…”.

Le dio vueltas al asunto, una y otra vez, y nada satisfacía los posibles
motivos de la carta primaveral. Tal vez era una estrategia para olvidarse
de la resolución del INAI para que el gobierno federal entregue la
información completa y suficiente de los “costos, beneficios, estudios y
planeación ejecutiva del Tren Maya”, que permanece, hasta hoy, en la
tenebra gubernamental, por razones desconocidas para el vulgo.

De encima, el presidente utiliza mal el idioma español, cuando en su
mensaje en Comalcalco, Tabasco, dijo que iría a Centla, para conmemorar la
batalla que tuvo Cortés con los mayas chontales, la “primer” batalla de la
conquista, enfatizó; esta infracción a las reglas gramaticales de la
concordancia, aumentó en un punto el grado de locura de La Columna Viernes
Cultural.

Otro incremento en la demencia se debió a “la carta” de la no reelección en
2024. Al tomar posesión del alto cargo, protestó, en términos
constitucionales, “guardar y hacer guardar la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos”, y en esta se dispone que el Presidente “durará
(en el cargo) seis años”. Así pues, fue una locura “la carta”, acaso otro
distractor de asuntos más graves.

Para colmo de males, el también prócer de los viernes, lamenta que aún no
concluye la construcción del nuevo Hospital Psiquiátrico, en donde podría
reposar su querida de los viernes, para recuperar la cordura, perdida
temporalmente con estas locuras de la 4T.

Escúchenla: Ahora está diciendo que ella es la auténtica Carlota, María
Carlota Amelia Victoria Clementina Leopoldina, “Princesa de Chichén Itzá”,
ya no sé qué hacer con ella.

Y exclama, angustiado, entre sorbos de su espresso doble: ¡Me va a dejar
loco!

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